Es cierto que una democracia real también conlleva ciertos problemas que habrá que solventar. La democracia no consiste sólo en imponer lo que la mayoría piensa sino también en el respeto a las minorías. La mayoría podría arremeter contra las diferentes minorías (por ejemplo, decidir duras leyes contra minorías raciales o religiosas de un país). En ocasiones alguna gente llega a pensar que un despotismo ilustrado es más conveniente que la imposición de las decisiones de la mayoría porque tal mayoría puede ser manipulada o carecer de la cultura o sensibilidad necesaria. De ahí la importancia de la educación, pero aún sin ella considero que la mayoría (advertida del obligatorio respeto a las minorías) debe tener el derecho a equivocarse, pues es mucho mejor la equivocación involuntaria del pueblo (que siempre podrá aprender de los errores y rectificar) que las decisiones de las élites, que nunca se equivocan, sino que actúan siempre en su propio interés y nunca en el del pueblo. El ensayo y error, por lo tanto, es mucho mejor que el "error pernicioso" constante.
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